Creación de personajes: contra las cuerdas

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Para que funcione una historia yo suelo recurrir a un truco muy eficaz: haz que el personaje principal de tu novela lo pase realmente mal. Los lectores disfrutan cuando el protagonista está al borde del precipicio. Todos los personas tienen partes oscuras, solo hay que hacer que afloren a la superficie. A nadie le gustan las personas felices con una vida resuelta. Resultan anodinas, tediosas y previsibles.

Para que la historia funcione busca defectos a tu protagonista. Cuantos más tenga, mejor para la historia. (Alcohólico, celoso, pesimista, inútil, vengativo, posesivo, intolerante, insensible…) Ya lo decía Joe E. Brown en Con faldas y a lo loco: nadie es perfecto. Escarba en la personalidad de los personajes y seguro que darás con su lado oscuro. Da a conocer esos defectos, esas imperfecciones. Exponlos como si fueran un problema. Si sacas esa parte secreta a relucir conseguirás enganchar a los lectores.

No hay nada más soporífero que tras unas cuantas páginas leídas sepas lo que va a ocurrir a continuación. Cuanto peor se pongan las cosas en una novela más enganchará a los lectores. No se lo pongas fácil a tu protagonista: sé agresivo. Masoca. No tengas piedad. Haz que se juegue la vida. Que camine constantemente por una cuerda floja. Que lo pase mal. Sitúalo en situaciones límite. Ponle contra las cuerdas. Amárgale la vida. Que el lector no sepa si vivirá o morirá tras unos cuantos capítulos. De esta forma, conseguirás mantenerle en vilo.

Y para amargarles la vida, recurre a toda clase de trabas y obstáculos. Cuanto más sufran los personajes, más disfrutaran aquellas personas que te lean. Y por encima de todo, complícales la existencia. La vida ya es demasiado jodida de por sí como para pensar en un mundo feliz.